Al diagnosticarse una enfermedad crónica, muchas cosas cambian. Desde el ánimo y la autoestima hasta el trabajo y la forma de vida, una transformación profunda ocurre en la vida de quien debe acostumbrarse a las nuevas limitaciones que impone la dolencia. El alimento es, naturalmente, uno de los ejes que suele sufrir un cambio radical a partir de la aparición de una situación de este tipo. Y la diabetes es uno de esos casos.
¿Qué es la diabetes?
La diabetes en un desorden del metabolismo por el cual el páncreas deja de producir insulina o la produce en forma insuficiente. Dado que la insulina es quien permite que la glucosa generada por los nutrientes entre a las células y cumpla con su función de dar combustible al cuerpo, el efecto de esta enfermedad es que la glucosa se acumula anormalmente en la sangre, dejando al organismo sin su mayor fuente de energía.
Las consecuencias de esto son numerosas y pueden impactar sobre los vasos sanguíneos, los riñones, los nervios, y traer complicaciones al corazón, el sistema circulatorio o la vista, entre otros.
Si bien la enfermedad no tiene cura por el momento, sí tiene tratamientos. En algunos casos, es imprescindible que la persona se inyecte insulina (se los llama insulinodependientes) porque directamente el páncreas no la produce. Otras veces, esto no es necesario. Lo imprescindible, sea cual sea la situación, es mantener los niveles de glucosa en sangre lo más estables posible, y una adecuada alimentación colabora, y mucho, con este control.
Alimentación sin excesos.
La primera consecuencia de un diagnóstico de diabetes es que quien la sufre debe reducir y controlar al máximo su consumo de azúcar para evitar la acumulación de glucosa en sangre.
Fuera de ello, el plan de alimentación de una persona diabética debe ser individual, y realista, y en casos de obesidad, hay que incorporar la actividad física para bajar de peso. La cantidad necesaria de calorías a consumir, en general, es la misma que la de una persona sana, y habrá que analizar la edad, el peso, el sexo y las actividades diarias, entre otras variables, para determinarla con precisión. Las restricciones, entonces, se basan fundamentalmente en la reducción o eliminación del azúcar y su reemplazo por edulcorantes.
Aunque hay alimentos etiquetados “para diabéticos”, no todos son aconsejables o adecuados al plan alimenticio que se sigue en estos casos. Si no se esta seguro de su contenido calórico, es mejor evitarlos y consultar con el médico.
Atención sin desesperación.
Como vemos, con las restricciones y controles correspondientes, la vida de un diabético es la misma que la de cualquiera. No quitarle importancia, pero tampoco angustiarse por demás es el mejor camino, ya que como cualquier problema, la diabetes nos cambia la vida, pero también nos demuestra lo importante que es disfrutar cada parte de ella.
Pan de Cebollas
INGREDIENTES
· 2 cebollas picadas y rehogadas (300 gramos.)
· 75 gramos de queso rallado
· 3 huevos
· 375 gramos de harina leudante
· 250 c.c. de leche descremada Sal y pimienta Manteca o spray vegetal para el savarin
Preparación
· Mezclar la cebolla con el queso rallado. Agregar los huevos.
· Añadir el forma alternada, la harina tamizada y la leche. Condimentar.
· Verter la preparación en el savarin lubricado.
· Introducir en la cacerola.
· Tapar y cocinar a fuego mínimo hasta finalizar la cocción.
· Desmoldar y dejar enfriar.
http://pmarchesseau.com.ar y del blog chefentoque.kazeo.com.
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