samedi 19 septembre 2009

Crujientes y sabrosos



Suele decirse que, en términos de alimentación,

lo recomendable es desayunar como un rey,

almorzar como un príncipe y cenar como un mendigo.

Y si de desayunar como reyes se trata,

es fundamental que hablemos de los cereales.

Desde su elaboración industrial a principios
del siglo XIX, los cereales se han convertido
en actores “centrales” del desayuno no sólo
por ser ricos y saludables, sino también
por aportar gran parte de esa fuerza que
se necesita para transitar la jornada.

Como en tantos otros casos,
uno de los primeros usos del cereal
estuvo orientado a resolver un problema
de salud.
A principios del siglo XIX, en Estados Unidos,
el cereal fue utilizado en los desayunos
para brindarle a la gente una solución
a sus malestares digestivos.
Aportaba la fibra que los desayunos americanos,
a base de carne principalmente,
no aportaban, evitaban la hinchazón
provocada por una alimentación
rápida y desordenada, y aligeraban el vientre.


Riquísimos aportes

Estos sabrosos “copitos” se elaboran principalmente
a partir de harinas de trigo, maíz, avena,
arroz y/o centeno.
Hoy, la industria alimentaria ofrece la más
amplia variedad de ellos: azucarados,
con miel, caramelo, chocolate, leche
o frutos secos.
Y como si estos sabores no resultaran
suficientemente tentadores, su aporte nutricional
es también fundamental:
ya que a través de los hidratos de carbono
nos dan una importante cuota de la energía
diaria requerida. Además,
excepto los de chocolate y frutos secos,
son bajos en grasas, y está comprobado
mundialmente que la fortificación de cereales
listos para consumir, con una gran variedad
de vitaminas y minerales diversos,
contribuyen a la incorporación de hierro,
calcio, zinc y vitamina A, entre otros.
El único aspecto a tener en cuenta es que
para aumentar su sabor y su textura
se les suele añadir sodio y azúcares
en importantes cantidades.


Pruebas y más pruebas…

El primer tipo de cereal deshidratado
para desayuno fue llamado Granula
y su elaboración estuvo en manos del
Dr. James Celeb Jackson en 1863.
Pero no tuvo mucho éxito dado que,
antes de poder comerlo,
debía estar secado en el horno
y luego reposar una noche.
¡Demasiada dedicación!

Fue el médico estadounidense John Harvey Kellogg
quien en 1897 fundó la compañía
Sanitas Food Company para producir cereales
integrales eficientes.
Su producto más exitoso era un tipo de cereal
de desayuno en base de trigo hervido.
De allí en más, se han elaborado numerosas
técnicas para su fabricación y adecuación
al consumo, desde la desmenuza de trigo
hasta la extrusión de los cereales a presión
y temperatura alta.
Sea cual fuera la técnica, los que empezaron
siendo un producto pensado para solucionar
problemas digestivos, se convirtieron
en un alimento popular, elegido
para el desayuno pero también
deseado por grandes y chicos
en cualquier momento del día.

Barritas de Cereal















INGREDIENTES
  • 150 gr. de miel
  • 6 cdas. de azúcar negra (150 gr.)
  • 100 gr. de manteca
  • 400 gr. de avena arrollada de cocción rápida
  • 50 gr. de pasas de uva o chips de chocolate
  • Cáscara rallada de 1 naranja
  • 2 claras batidas ligeramente
Preparación
  • Disolver sobre el fuego la miel con el azúcar
  • y la manteca.
  • Retirar del fuego y agregar la avena junto con
  • las pasas de uva, la ralladura y las claras.
  • Verter la preparación en el complemento lubricado.
  • Aplastar con espátula.
  • Calentar la pieza tapada a fuego fuerte.
  • Introducir el complemento.
  • Tapar y cocinar a fuego fuerte hasta finalizar la cocción.
  • Apagar el fuego y dejar en reposo 10' en la pizzera tapada.
  • Dejar entibiar la preparación dentro del complemento
  • y cortar las barritas. Retirarlas una vez frías.

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