lundi 1 novembre 2010

Historia del Restaurante

Historia del Restaurante

Salir a comer tiene su historia

“Venid todos los que hacéis trabajar a vuestros estómagos, que yo os los restauraré”. Con esta frase colocada en su puerta, Monsieur Boulanger, aparentemente el primer propietario de un lugar público específicamente destinado a servir platos de comida, daba la bienvenida a sus comensales e iniciaba una tradición que ya no se detendría.

Desde 1765 con él, pero con antecedentes que remontan al antiguo Egipto, hasta nuestros días, aquí va un breve repaso por la historia del “restaurante”.
Restaurantes prehistóricos

Las salidas a comer tienen una larga historia. Se cree que allá por el año 1700 a.C. ya existían tabernas egipcias que preparaban platos para un público determinado.

Además, en los siglos posteriores, sobre todo en la Edad Media, nunca faltaron albergues, casas de comida, pasteleros, cafeteros, etc., donde se pudiera comer y beber. Pero fue recién con la Revolución Francesa, que además de la política trajo una infinidad de cambios sociales, cuando estos lugares gastronómicos tomaron un carácter formal.


El gran restaurador

Estos sitios no eran un calco de lo que en la modernidad llamamos restaurantes, como establecimientos públicos que sirven una gama importante de platos y bebidas para ser consumidas en el mismo local.

El primero semejante a esta definición parece haber sido el de Monsieur Boulanger, quien tenía un cafetín en Francia, donde comenzó a servir “caldos restauradores”. Claro está que de dichos platos, popularmente aceptados, derivó el nombre de restaurante para designar a estos comercios.

A partir de la experiencia de Boulanger, año tras año fueron sumándose nuevos cocineros y aficionados por la cocina que siguieron sus pasos, y así, poco a poco los restaurantes se fueron multiplicando junto con su difusión.

Para que estos comercios fueran autorizados a servir todo tipo de alimentos, fue determinante la abolición de ciertas corporaciones que prohibían la fabricación y el comercio de algunos productos. La palabra “restaurante” apareció por primera vez en un decreto de 1786 que autorizaba a mesoneros y “restauradores” a recibir gente en sus salas y a servir comida allí.

En nuestros días, en todo el mundo, los restaurantes son populares y masivos, y la práctica se ha extendido hasta el último rincón de la tierra.

Sin embargo, más allá de que exista una enorme variedad de estilos y filosofías, ninguno o casi ninguno ha logrado reemplazar la calidad, la calidez y la capacidad “restauradora” de una buena cena o un buen almuerzo servido por el ser querido en el propio hogar.

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