jeudi 26 février 2009

El desafio de ser tu propia jefa



En tiempos en que las relaciones laborales se vuelven cada vez más flexibles, la economía cambia y los emprendimientos se multiplican, vivir de un negocio en el que cada uno es su propio jefe es un hábito cada vez más frecuente.

Sin embargo, administrar una actividad comercial sin más armas que los propios conocimientos con la intuición como guía principal no siempre es fácil: además de conocer al detalle los pormenores del propio negocio, hace falta disciplina, constancia, organización y sobre todo, mucha, pero mucha tolerancia a los fracasos. A continuación, algunos consejos prácticos para iniciar o mejorar el propio negocio, sin morir en el intento.

Hacelo con pasión: 


Passion de Stéphane Martelly
16'x20' acrylique sur canevas © 1998

La pasión es el ingrediente fundamental para atravesar las largas horas que se requieren para poner a funcionar un negocio para sobrevivir a los múltiples problemas que este seguramente presentará.

Disponete a aprender: 


Si crees que lo sabes todo, es altamente probable que fracases rápido. Escuchá, reflexioná y cuestionate. Los emprendedores exitosos reconocen que están aprendiendo siempre y que pueden aprender de todos cada día.

Planificá


cuanto menos improvises, mayores serán tus posibilidades de éxito. Es cierto que el entorno suele ofrecer oportunidades inesperadas, y que hay que tener flexibilidad para aprovecharlas, pero mientras estas no aparezcan, lo mejor que podes tener es un plan acerca de cómo y cuando darás cada paso en el corto y mediano plazo.

Se realista: 


No pienses que un negocio será exitoso simplemente por que para otros también los fue. Si bien hay que ser optimista, nunca es bueno serlo en exceso. Las cosas pueden fallar y hay que estar preparados.

Organizá tu tiempo: 


No tener un jefe no quiere decir que vayas a trabajar poco. Empezá tu día fijándote objetivos y proponte cumplirlos. No cambies de tarea constantemente. Establece horarios de trabajo y respetá también tus horarios de descanso. No sos una máquina.

No trates a tus clientes como amigos ni a tus amigos como clientes: las personas que compran tus productos o servicios, por buena gente que sean, son tus clientes. Dales el trato que merecen pero no esperes favores por eso de parte de ellos. Del mismo modo, no trates como clientes a tus amigos, no esperes que compren, simplemente por la amistad que los une.

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