samedi 13 novembre 2010

El arte de elegir el vino … o cómo encontrar el marido perfecto

El arte de elegir el vino … o cómo encontrar el marido perfecto

Cuando planeas una comida, siempre surge la misma pregunta: ¿con qué vino la servimos? 
Elegir el vino perfecto que, por sus cualidades, haga lucir tus mejores recetas es todo un arte: el arte del maridaje.
Algunas sencillas reglas te ayudarán a encontrar la mejor compañía para tus platos.
  • Las carnes rojas, con vino tinto. Cuanto más intenso sea el sabor de la carne, o más especiada es la preparación, más cuerpo deberá tener el vino. Las carnes de caza, el asado – sobre todo si lo acompañás con salsas fuertes como el chimichurri o la salsa criolla – merecen un vino de carácter. Los vinos tintos se sirven y se conservan a temperatura ambiente.
  • Las carnes blancas, con vino blanco. Pollo, pavita y pescados de mar, que son poco grasos, se lucen con un vino que no “tape” sus sabores delicados. Los vinos blancos secos también son perfectos para cocinar. Si una receta te pide vino, conviene usar una buena marca, no el más económico, que se evapora muy rápido. El vino blanco se sirve frío.
  • Aunque puede haber excepciones…: Por supuesto, si preparás pescados de río, que son más grasos, o un guiso de pescado, bien podés romper la regla de las carnes blancas y servirlos con vino tinto; quedarán muy bien y es casi seguro que ningún comensal osará quejarse.
  • El vino rosado, un comodín perfecto.  Algunas carnes, guisos de legumbres o pastas con salsas que tengan panceta, jamón o frutos de mar, se van a lucir mucho más con un vino rosado, que también podés utilizar como aperitivo. Se sirve apenas fresquito.
  • Con los postres, vino blanco dulce. También es una opción original para servir con algunos ricos quesos, antes de comer. 
¡Recurrí a estas sugerencias para combinar vinos y comidas y verás cómo tu mesa se viste siempre de fiesta!

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